
Del siglo XIX al siglo XXI.
La infodemia en la Intervención Francesa.
La infodemia es tan antigua como el mismo ser humano, al menos tanto como la guerra. La segunda invasión francesa a México se dio bajo el amparo de una narrativa europea, particularmente francesa, que justificaba la intervención armada, injusta y desigual.
Francia buscaba legitimar su invasión ante Europa y México, pintándose como un «salvador» en lugar de un invasor, a la vez que sectores privilegiados mexicanos, que perdieron poder tras la Reforma Liberal, apoyaron a los franceses con la esperanza de frenar el liberalismo y el influjo estadounidense.
La idea de que Francia «rescataría» o «salvaría» a México de sí mismo y de Estados Unidos no fue narrativa propagandística impulsada por el gobierno francés y sus aliados mexicanos conservadores.
Napoleón III, Emperador de Francia), argumentó que Francia debía «civilizar» México y protegerlo de la «anarquía» y de la influencia estadounidense; en 1862, declaró que su misión era establecer un gobierno estable en México para evitar que cayera bajo el control de EEUU., cuya expansión territorial consideraba una amenaza. En una carta a Maximiliano (1864), escribió: «México no puede subsistir sin el apoyo de una potencia protectora… Francia está ahí para salvaguardar los intereses de la civilización».
Maximiliano y su círculo repitieron la retórica francesa para legitimar su gobierno. En proclamas y discursos, presentaron el Imperio como un baluarte contra el expansionismo estadounidense. En su “Manifiesto al Pueblo Mexicano” (1864), Maximiliano afirmó que su reinado traería «orden y progreso», evitando que México fuera «absorbido por la voracidad del coloso del Norte”; prometiendo obras públicas, educación, derechos para indígenas y justicia social, intentando atraer a liberales y sectores populares. Aseguraba «He adoptado vuestra patria como mía… Soy mexicano” y de una forma incongruente afirmó «Mexicanos: Os traigo la paz, pero no una paz impuesta por bayonetas extranjeras, sino la que nace de vuestra unión bajo mi corona». En realidad defendió los intereses de terratenientes conservadores y la Iglesia, ignorando las demandas agrarias de campesinos e indígenas. La mayoría de los mexicanos, leales a Juárez, interpretaron el manifiesto como propaganda y no como un proyecto genuino para México.
Mientras que Juan Nepomuceno Almonte y su grupo difundieron la idea de que sin Francia, México sería víctima de EEUU, que ya había arrebatado a México más de la mitad de su territorio (Tratado de Guadalupe Hidalgo) en la Guerra México-Estadounidense (1846–1848).
Medios afines al régimen de Napoleón III, como “Le Moniteur Universel” (periódico oficial), publicaron notas describiendo a la intervención como una «misión civilizadora» y un contrapeso al “Destino Manifiesto” y a la “Doctrina Monroe” (oposición a la intervención europea en América) estadounidense, en su búsqueda de influencia geopolítica y estratégica en Latinoamérica.
En 1863, un editorial afirmaba: «Francia no permitirá que México sea devorado por sus vecinos del Norte». Dubois de Saligny, exageró el «caos» mexicano para justificar la invasión como una «protección» contra la anexión estadounidense.
Sin embargo, la narrativa del «rescate» fue rechazada por líderes mexicanos y observadores internacionales. Benito Juárez, presidente legítimo de México, denunció la intervención como una invasión colonialista, y en una carta de 1865, escribió: «Francia no vino a salvarnos, vino a esclavizarnos».
En EEUU., tras la Guerra Civil, el secretario de Estado Seward presionó a Francia para retirarse, recordando que la Doctrina Monroe no toleraría imperios europeos en América.
Un caso notable lo representa Victor Hugo a “afirmar que México no necesita un emperador extranjero; necesita libertad (1863). Igualmente Víctor Hugo le escribió a Benito Juárez para salvar a Maximiliano, aunque su carta llegó un día después de que Maximiliano fuera ejecutado. Se leía en ella: “Usted ha igualado a John Brown. La América actual tiene dos héroes, John Brown y usted. John Brown por quien la esclavitud ha muerto; usted, por quien la libertad vive…Toda usurpación empieza por Puebla y termina por Querétaro…Dé a los reyes, frente al pueblo, la humillación del deslumbramiento. Acábelos mediante la piedad…la vida humana es inviolable…Ésa será, Juárez, su segunda victoria. La primera, vencer a la usurpación, es soberbia; la segunda, perdonar al usurpador, será sublime…Hace dos años, el 2 de diciembre de 1859, tomé la palabra en nombre de la democracia, y pedí a Estados Unidos la vida de John Brown. No la obtuve. Hoy pido a México la vida de Maximiliano. ¿La obtendré?…”.
Recordemos, en cuanto al contexto geopolítico que el debilitamiento de EEUU durante su Guerra Civil permitió a Francia actuar, pero al terminar esta (1865), EEUU exigió la salida francesa, demostrando que el «rescate» era una excusa, reforzando su oposición a imperios europeos en América.
El verdadero rescate vino del heroísmo, de la resistencia mexicana, de sus líderes liberales encabezados por Benito Juárez, no de una potencia extranjera.
Acerca del autor

Rodolfo Ondarza Riovira
Rodolfo Ondarza Riovira*. Neurocirujano, activista en defensa de DDHH, Presidente de la Comisión de Salud durante la VI Legislatura de la ALDF, por mayoría relativa del Partido del Trabajo, México. Periodista. Miembro de la Academia de Geopolítica y Estrategia. Ex Candidato a la presidencia de la CNDH.