
El panorama político europeo se ha visto sacudido por la estrategia del presidente Donald Trump para la guerra en Ucrania. A diferencia de su predecesor, el presidente Biden, quien brindó un firme apoyo a Kiev en colaboración con sus aliados europeos, Trump ha dejado claro que desea poner fin a la guerra rápidamente, con o sin el consenso europeo. Su enfoque unilateral en las negociaciones, en particular su preferencia por un acuerdo directo con el presidente Zelenski, ha generado en los líderes europeos una profunda preocupación por el futuro de la unidad transatlántica y la credibilidad de la OTAN. Con las conversaciones previstas para Arabia Saudí, la posibilidad de que se firme un acuerdo sin la participación europea es cada vez más probable, lo que plantea interrogantes urgentes sobre la capacidad de Europa para apoyar a Ucrania y salvaguardar su seguridad.
¿Una grieta entre Estados Unidos y Europa?
El enfoque de Trump hacia Ucrania subraya la creciente divergencia entre los intereses estratégicos estadounidenses y europeos. Mientras que las naciones europeas, en particular Francia, Alemania y el Reino Unido, consideran la guerra un desafío fundamental para la seguridad europea, Trump la considera una carga geopolítica que Estados Unidos ya no debería asumir solo. Su decisión de obviar a los aliados de la OTAN y buscar una solución mediante conversaciones directas con Ucrania ha tensado las relaciones con los líderes europeos, quienes temen que dicho acuerdo pueda ir en detrimento de la soberanía ucraniana.
El presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Rishi Sunak, ya han intentado dialogar con Trump antes de su reunión con Zelenski, instándolo, según se informa, a mantener un frente unido con Europa. Sin embargo, los primeros indicios sugieren que es improbable que Trump cambie de postura. Su insistencia en una resolución acelerada podría resultar en un acuerdo que obligue a Ucrania a ceder territorio a Rusia, un escenario que los líderes europeos consideran un precedente peligroso para el derecho internacional y la soberanía territorial.
¿Qué puede hacer Europa sin Estados Unidos?
Con la retirada de Trump del apoyo militar y financiero estadounidense, Europa se enfrenta a una pregunta urgente: ¿Puede sostener la resistencia de Ucrania de forma independiente? La Unión Europea, si bien rica e influyente, carece de la capacidad militar-industrial de Estados Unidos. Si bien los países europeos han proporcionado miles de millones de euros en ayuda y equipo militar a Ucrania, su apoyo colectivo no ha sido suficiente para igualar el nivel de asistencia que Washington proporcionó anteriormente.
Varios factores clave determinarán la capacidad de Europa para sostener a Ucrania sin el respaldo de Estados Unidos:
Capacidades financieras y militares: Si bien la UE cuenta con amplios recursos, sus industrias de defensa están fragmentadas, y aumentar la producción de armas lleva tiempo. Países como Alemania y Francia poseen una capacidad industrial significativa, pero sus sectores militares no están estructurados para una producción rápida y a gran escala en tiempos de guerra.
Voluntad política y divisiones internas: La UE no es una entidad monolítica. Países de Europa del Este como Polonia y los Estados Bálticos están más dispuestos a adoptar una postura agresiva contra Rusia, mientras que naciones como Hungría y Eslovaquia se muestran reticentes. Las disparidades económicas entre los miembros de la UE complican aún más un esfuerzo militar conjunto.
El papel de la OTAN: Ante la reticencia de Trump a participar en iniciativas lideradas por la OTAN, los miembros europeos de la alianza podrían verse obligados a establecer nuevos marcos de seguridad. Algunos analistas sugieren la creación de una Unión Europea de Defensa, una idea que ha cobrado fuerza en Alemania y Francia. Sin embargo, construir una fuerza militar europea autosuficiente podría llevar décadas.
Alianzas alternativas: Europa podría buscar alianzas de seguridad más estrechas con países como Canadá, Japón y Australia para compensar la retirada de Estados Unidos. Sin embargo, ninguna de estas naciones tiene la escala militar de Estados Unidos.
¿Cuánto tiempo pasará hasta que Europa pueda defenderse?
Durante décadas, Europa ha dependido del poder militar estadounidense como columna vertebral de la OTAN. Si Trump retira su apoyo, Europa tendrá que acelerar los esfuerzos para desarrollar una fuerza de defensa totalmente independiente. Este proceso no será inmediato:
Corto plazo (1 a 3 años): Europa puede aumentar su ayuda financiera y militar a Ucrania, pero sin el apoyo de Estados Unidos, la capacidad de Kiev para sostener su defensa se verá significativamente debilitada.
Mediano plazo (3-10 años): La UE puede ampliar la producción de defensa, invertir en nueva tecnología militar y fortalecer la cooperación entre los Estados miembros. Sin embargo, la creación de una fuerza militar europea integrada será un reto debido a obstáculos burocráticos y políticos.
A largo plazo (más de 10 años): Podría surgir una estructura de defensa europea autosuficiente, pero sólo si hay una voluntad política sostenida y una planificación estratégica.
¿Cambiará Trump su enfoque?
La posibilidad de que Trump cambie de rumbo es incierta. Si bien tiene un historial de cambios bruscos de política, su escepticismo hacia la OTAN y su reticencia a financiar la seguridad europea sugieren que es improbable que retome la cooperación transatlántica tradicional. Sin embargo, si la situación de Ucrania se deteriora rápidamente o si los líderes europeos presentan una contrapropuesta convincente, Trump podría reconsiderar su postura. Otro factor clave será la política interna estadounidense: la presión del Congreso o de la opinión pública podría influir en sus acciones.
El futuro de las relaciones transatlánticas
La política de Trump hacia Ucrania podría redefinir la relación entre Estados Unidos y Europa en los próximos años. Si Europa moviliza con éxito sus propios esfuerzos de defensa, podría emerger como un actor más autónomo en el escenario global. Sin embargo, si las naciones europeas no brindan el apoyo adecuado a Ucrania, Rusia podría tomar la delantera, incentivando una mayor agresión.
Se avecinan varios escenarios posibles:
Europa da un paso adelante: si las naciones europeas se unen y aumentan significativamente el apoyo militar, Ucrania podría continuar su resistencia, asegurando potencialmente un resultado más favorable.
Ucrania acepta un acuerdo bajo presión: si Trump obliga a Zelensky a aceptar un acuerdo de paz que implique concesiones territoriales, podría crear un precedente peligroso y debilitar la confianza europea en el liderazgo estadounidense.
La credibilidad de la OTAN está dañada: si las políticas de Trump conducen a una OTAN fracturada, podrían empujar a Europa a construir sus propias estructuras de seguridad, aunque esto llevará un tiempo considerable.
Trump cambia de rumbo: si bien es poco probable, Trump podría enfrentar suficiente presión internacional y nacional como para modificar su enfoque, en particular si los costos políticos de abandonar a Ucrania se vuelven demasiado altos
Resumen
Europa se encuentra en una encrucijada. La estrategia de Trump hacia Ucrania presenta tanto un desafío como una oportunidad: un desafío en el sentido de que Europa podría tener que actuar sin su aliado más poderoso, y una oportunidad para construir una mayor autonomía estratégica. Si bien el futuro inmediato parece incierto, una cosa está clara: Europa ya no puede permitirse depender completamente del liderazgo estadounidense. Los próximos años determinarán si la UE puede emerger como una potencia militar creíble o si tendrá dificultades para llenar el vacío dejado por la retirada de Estados Unidos.
Fuente: https://gsrra.com/2025/03/14/trumps-ukraine-policy-and-the-future-of-transatlantic-relations/
Acerca del autor

Zamir Ahmed Awan
Prof. Ing. Zamir Ahmed Awan, Presidente Fundador de GSRRA, Sinólogo, Diplomático, Editor, Analista, Asesor, Consultor del Centro de Investigación para la Cooperación Económica y Comercial del Sur Global y Miembro No Residente del CCG.