
Pakistán ha estado exportando burros a China en los últimos años, ya que tiene la tercera población más grande del mundo de este animal. Foto: AFP
El ganado vacuno, los búfalos, las cabras y las ovejas han dominado tradicionalmente el sector agrícola y ganadero de Pakistán. Estos animales han constituido la base del sustento rural durante décadas, sirviendo como fuente de alimento, empleo y materias primas. Sin embargo, se abre un nuevo capítulo que coloca a un animal inusual, el burro, en el centro de una oportunidad económica transformadora. Ignorados durante mucho tiempo, incluso ridiculizados, los burros están ganando reconocimiento por su valor económico en el comercio, la innovación y el desarrollo rural.
Este cambio se destacó en el Foro de Desarrollo de la Industria del Burro China-Pakistán, celebrado recientemente en Islamabad bajo el lema “Creando oportunidades juntos, construyendo el futuro juntos”. Organizado conjuntamente por la Cámara de Comercio de China en Pakistán y el Grupo Industrial Sangyang (Beijing), el foro reunió a responsables políticos, académicos y líderes empresariales para explorar el inmenso potencial sin explotar de este sector.
Lo que antes era una industria ignorada, incluso tabú, ahora se está elevando al nivel de planificación económica estratégica. El gobierno de Pakistán finalmente reconoce lo que China sabe desde hace tiempo: los productos derivados del burro representan un mercado multimillonario, y Pakistán, con su numerosa población de burros, está en una posición privilegiada para beneficiarse.
Por qué son importantes los burros: la creciente demanda de China
A nivel mundial, China es el mayor consumidor de productos derivados del burro. Con una población que supera los 1400 millones de habitantes y una clase media en crecimiento, la demanda de carne de burro y productos relacionados ha aumentado en los últimos años. En la gastronomía china, la carne de burro se considera un manjar, a menudo descrito como más tierno y sabroso que la carne de res. Su perfil nutricional —rico en proteínas y hierro, pero bajo en grasas— la convierte en una opción cada vez más popular entre los consumidores preocupados por su salud.

Además de la carne, la piel de burro es muy solicitada para la producción de ejiao, una medicina tradicional china que se cree que mejora la circulación sanguínea, fortalece el sistema inmunitario y aumenta la vitalidad. Asimismo, la grasa, los huesos y otros subproductos de burro se utilizan en las industrias farmacéutica y cosmética. Según estimaciones de la industria, China requiere al menos 5 millones de pieles de burro al año, pero el suministro nacional es muy escaso.
Esta brecha ha abierto oportunidades para que países como Pakistán intervengan. Pakistán cuenta con una ventaja comparativa, con una de las poblaciones de burros más grandes del mundo, estimada en 5,7 millones. Si se desarrolla adecuadamente, esta industria puede canalizar miles de millones de dólares en exportaciones, impulsando simultáneamente la prosperidad de los agricultores rurales y estabilizando la economía nacional.
Del descuido a la prioridad estratégica
Durante décadas, los burros en Pakistán fueron valorados únicamente como animales de carga, sobre todo en las regiones rurales y subdesarrolladas. Eran cruciales para el transporte de mercancías, agua y productos agrícolas, pero fueron desestimados en los círculos políticos. La carne de burro nunca se consumió en el país debido a sensibilidades culturales y religiosas; por lo tanto, su dimensión económica fue ampliamente ignorada.
Esta mentalidad está cambiando. Como parte de su programa más amplio de modernización agrícola, el gobierno pakistaní ha comenzado a otorgar la debida importancia a la cría de burros. Altos funcionarios, incluyendo los del Ministerio de Seguridad Alimentaria Nacional e Investigación, han enfatizado la necesidad de estandarización, escalabilidad e industrialización de la industria burra. La promulgación de políticas de exportación claras, regulaciones para frenar la matanza ilegal y acuerdos de cooperación con socios chinos reflejan una nueva seriedad.
Además, iniciativas como el Laboratorio Conjunto China-Pakistán para la Innovación en la Industria del Burro, memorandos de entendimiento con universidades veterinarias y programas de cría colaborativa están sentando las bases para una industria estructurada y sostenible.
Abordar inquietudes y conceptos erróneos
La idea de exportar carne de burro y sus derivados no está exenta de controversia en Pakistán. Dado que la carne de burro es un tabú en la cultura local, algunos temen que estas iniciativas puedan dar lugar a prácticas poco éticas o a la infiltración de carne de burro en los mercados locales.
Sin embargo, la supervisión gubernamental y una regulación estricta pueden abordar estas preocupaciones. El Ministerio de Seguridad Alimentaria Nacional e Investigación ya se ha comprometido a frenar la matanza ilegal y a garantizar que todas las exportaciones cumplan con las normas internacionales. Además, las declaraciones de la industria firmadas en el foro comprometen a los inversores chinos a respetar las sensibilidades culturales y religiosas de Pakistán.
En realidad, la industria burra no difiere de otras industrias ganaderas, donde los productos se crían para mercados de exportación con demandas específicas. Así como Pakistán exporta carne de res, cordero y aves de corral a países del Golfo con diversos requisitos halal, los productos burros pueden diseñarse exclusivamente para los consumidores chinos.
Asociación bilateral estratégica
La disposición de China a invertir en la industria burra pakistaní también refleja la trayectoria más amplia de la Cooperación Económica China-Pakistán. La colaboración agrícola se perfila como un nuevo pilar del Corredor Económico China-Pakistán, junto con la infraestructura y la energía.
Al invertir en la cría de burros, China no solo satisface la demanda interna, sino que también apoya la economía rural de Pakistán. El establecimiento de laboratorios conjuntos, alianzas académicas y acuerdos comerciales refleja una visión a largo plazo. No se trata solo de comercio; también implica transferencia de tecnología, desarrollo de capacidades y prosperidad compartida.
Una oportunidad transformadora
En una época en la que Pakistán lidia con la deuda externa, la disminución de las reservas y la pobreza rural, la industria burra ofrece una solución sorprendentemente poderosa. Lo que antes se consideraba irrelevante ahora emerge como un activo económico estratégico. Con la creciente demanda de China y la gran población de burros de Pakistán, la oportunidad es propicia para convertir a este animal olvidado en una fuente de prosperidad.
El reciente foro de Islamabad demostró no solo la seriedad de ambos gobiernos, sino también la visión compartida de crear una industria sostenible, innovadora y ética. Si se impulsa con el mismo vigor que la avicultura o la producción láctea, el sector burro podría convertirse en un pilar multimillonario de la economía exportadora de Pakistán.
Ha llegado el momento de que Pakistán abandone viejos tabúes y abrace nuevas oportunidades. El burro —humilde, resiliente y durante mucho tiempo ignorado— podría ser un factor decisivo para el desarrollo rural y la reactivación económica de Pakistán.
Fuente: GSRRA
Acerca del autor

Zamir Ahmed Awan
Prof. Ing. Zamir Ahmed Awan, Presidente Fundador de GSRRA, Sinólogo, Diplomático, Editor, Analista, Asesor, Consultor del Centro de Investigación para la Cooperación Económica y Comercial del Sur Global y Miembro No Residente del CCG.